sábado, 30 de abril de 2011

“EL CINE NEGRO”, de Víctor Arribas (Notorious ediciones)


Leer “EL CINE NEGRO”, escrito por Víctor Arribas y publicado por Notorious Ediciones, es un acto de amor. Alguien como yo, lector esforzado y eterno modesto aspirante a escritor cinematográfico, intenta en todos sus textos, limitado por sus más bien escasas capacidades, aportar algún granito de arena a esa constante búsqueda del ideal crítico. Perdido en la infinita persecución a la que le arrastra su vanidad, sus deseos de grandeza, no obstante siempre desde la honestidad y –dentro de lo que cabe– una cierta moderación en las necesarias e inevitables ínfulas que pueden (y deben) llevar a alguien a escribir para los demás, había ya olvidado que es posible otro modo de hacerlo.

Un modo que la crítica de cine –entendida en un sentido amplio, para nada académico–, apresada como está entre la nada (la crítica en diarios prácticamente ha desaparecido) y el más allá (todos aquellos que escriben para supuestos superdotados en revistas superespecializadas), ha dejado de lado en gran medida. Esa otra forma es la que practica y con la que sienta cátedra Víctor Arribas. Víctor escribe desde la pasión, desde un amor por el cine que es aún puro y un tanto inocente en sus pretensiones (quizás su magia esté precisamente en la ausencia de ellas, sin falso recato), situado en la linde que separa al aficionado a un arte –ese que lo siente como una parte fundamental de su vida, todavía de una forma razonablemente íntima– de aquel que ya intentó traspasar esa frontera y adentrarse en unas aguas infestadas de tiburones. Es por eso que la modestia con la que Arribas quiere difundir esa pasión pervive como subtexto en cada una de las páginas de las que se compone este primer libro en solitario del periodista madrileño. Arribas demuestra que se puede parir un buen material cargado de información sin sesudos análisis, sin divagaciones onanistas, donde la lectura es amena y enriquecedora, como su bien entrenada prosa, donde el equilibrio entre la información y el afloramiento de su pasión por el cine se torna en contagio, aun para aquellos que no necesitan muchas bacterias para renovar la enfermedad.

Dos palabras recorren todas y cada una de las lujosas y pesadas páginas de este tratado sobre el amor…por el cine, por eso que se dio en llamar “cine negro”; que por muy negro que pueda ser se trata de un cine que no hace más que arrojar luz sobre el género humano, sobre sus vilezas, sobre sus pasiones, sobre sus ambiciones, sobre sus fracasos: pasión y modestia.

Víctor Arribas ha entendido eso muy bien. Hay muchos libros que tratan de configurarse como tratados más o menos canónicos sobre el cine negro, como sobre tantos otros géneros; éste podría ser uno más, uno de tantos, otro de la lista. Pero no lo es. Éste tiene todo aquello que seguramente tengan otros, pero también tiene aquello que no tiene ninguno. La permeable personalidad de Víctor hace que se trate de un volumen muy especial, lleno de encanto (como el que tiene su autor), de honestidad (como transmite su autor), de comunicación (…sobran las palabras).

Víctor, a muchos nos has dado una lección. Hay otro camino, pero parece que eres de esos pocos que llevan en sus alforjas las poquitas cosas que se necesitan para recorrerlos. Otros seguirán sin encontrar en su morral aquello que buscan, perdido como está entre un sinfín de aparatos de dudosa utilidad, que posiblemente sólo sirvan, en algunos casos, para decorar la verdadera esencia: el valor de lo sencillo.


Juan Andrés Pedrero Santos

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